Tanto el oficialismo como la oposición y analistas coinciden en que la pérdida de la capacidad adquisitiva, sobre todo de los planes sociales, causó el drenaje de votos en el conurbano. La mala calidad de vida fue otro factor.
“Le echan la culpa a los intendentes, pero el problema de fondo es económico”. El diagnóstico se lo escuchó decir a uno de los responsables de los programas sociales del Gobierno el martes cuando desde la Casa Rosada se buscaba culpables por la caída de votos para el oficialismo el domingo.
La interpretación también la hicieron varios intendentes y se escuchó también en reuniones de gabinetes convocados en ministerios como el de Acción Social y en la ANSeS, según lo que pudo reconstruir Clarín. Felisa Micheli la expresó públicamente en una reunión cuando dijo que la inflación causó el mal resultado oficial. Según el INDEC, esta sería del 10%, pero estimaciones privadas la ubican entre un 23% y un 26% anual. Y, aunque la lectura que más trascendió fue la que apuntó a culpar a los intendentes del conurbano que recibieron fondos del ministro Julio De Vido para obras públicas que no determinaron la fidelidad electoral, ese hecho sumado a la inflación -que mermó los ingresos de los sectores populares- provocaron la pérdida de votos, concluyeron tanto en el oficialismo como en la oposición.
Los resultados en Avellaneda, Tres de Febrero, José C. Paz y la poca diferencia en La Matanza fueron los que más “indignaron” a la Presidenta, según fuentes de la Rosada. Si bien las encuestas les daban una derrota, el panorama preocupa sobre todo en la provincia de Buenos Aires con octubre como horizonte: ahí están 39 de cada 100 votos. Si se tienen en cuenta los resultados de 2011 para diputados, el Frente para la Victoria perdió 4 millones de votos, una comparación que desmerecen desde el Gobierno porque fue una buena elección. Pero cuando miran al 2009 es cuando las alarmas se encienden.
Ahí hubo en promedio un 8% menos de votos con respecto a ese año, cuando sufrió su mayor derrota en un contexto económico recesivo y cuando la Asignación Universal por Hijo aún no existía. Si se acerca la lupa a los resultados en el conurbano en promedio se perdió un 10,9% y en el segundo cordón, donde se destinan gran parte de los 43.000 millones de pesos anuales de políticas sociales, la caída rondó el 12,4%. “Nadie duda que comparado con hace 10 años la gente está mejor, pero el Gobierno no leyó bien la situación social, que está más complicada de lo que parece. No es claramente la crisis del 2001, pero hay una degradación de la vida cotidiana que causó descontento y fuga de votos”, interpretó ante Clarín Daniel Arroyo, ex viceministro de Acción Social de Néstor Kirchner y especialista en políticas sociales. Como “el fenómeno del mal vivir”, así bautizó Arroyo a lo que sucede en el conurbano. “En el 2001 había problemas sociales de primera generación: hambre. Hoy hay otras demandas. Los planes no alcanzan solos hay que complementarlos con políticas de generación de empleo para los 900 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Ya no tiene que ver sólo con la transferencia de dinero o asistencia básica, esa parte está cubierta”, analizó el especialista, convocado ahora por Massa y quien sintetiza al “mal vivir”así: hacinamiento; inflación sumada a la falta de changas por la caída de la construcción que agravan el endeudamiento y el pésimo sistema de transporte.
“Las encuestas mostraban que la preocupación por las cuestiones económicas estaba creciendo, aunque separadas de la imagen de Cristina. Sin duda, este voto castigo tiene una razón económica”, explicó a Clarín Marco Novaro. “La inseguridad desde hace tiempo preocupa y no pesó antes, pero es sabido que la corrupción mueve a votar en contra cuando preocupa el bolsillo”, analizó el director del Centro de Investigaciones Políticas. Para Novaro, “la inflación preocupa y el Gobierno calculó mal cuando pensó que el congelamiento llegaría a octubre. Ahora hay descontento y prima la idea de que el oficialismo está fallando”.
Arroyo sostiene que la gente votó alternativas, se pensaba que lo haría la clase media pero también lo hicieron los sectores populares.
“Hubo una ruptura al blindaje electoral del clientelismo por asistencia social del kirchnerismo en el conurbano”, aseguró a Clarín Néstor Pitrola, candidato del Frente de Izquierda en la Provincia y que entraría en la Cámara de Diputados gracias a muchos votantes desencantados con el oficialismo. “Se calcula que hay 8 millones que dependen de la red asistencial con terribles demandas urbanas, sociales y económicas. En ese sector hay enojo. Todos han festejado la asignación universal por hijo, que tuvo valor en la emergencia, pero no después de una década y que, en realidad, son $ 15 por día”.
(Fuente: Clarín)
“Las encuestas mostraban que la preocupación por las cuestiones económicas estaba creciendo, aunque separadas de la imagen de Cristina. Sin duda, este voto castigo tiene una razón económica”, explicó a Clarín Marco Novaro. “La inseguridad desde hace tiempo preocupa y no pesó antes, pero es sabido que la corrupción mueve a votar en contra cuando preocupa el bolsillo”, analizó el director del Centro de Investigaciones Políticas. Para Novaro, “la inflación preocupa y el Gobierno calculó mal cuando pensó que el congelamiento llegaría a octubre. Ahora hay descontento y prima la idea de que el oficialismo está fallando”.
Arroyo sostiene que la gente votó alternativas, se pensaba que lo haría la clase media pero también lo hicieron los sectores populares.
“Hubo una ruptura al blindaje electoral del clientelismo por asistencia social del kirchnerismo en el conurbano”, aseguró a Clarín Néstor Pitrola, candidato del Frente de Izquierda en la Provincia y que entraría en la Cámara de Diputados gracias a muchos votantes desencantados con el oficialismo. “Se calcula que hay 8 millones que dependen de la red asistencial con terribles demandas urbanas, sociales y económicas. En ese sector hay enojo. Todos han festejado la asignación universal por hijo, que tuvo valor en la emergencia, pero no después de una década y que, en realidad, son $ 15 por día”.
(Fuente: Clarín)
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